Zona de Monumentos es un proyecto de registro fotográfico de las manifestaciones culturales visuales que aparecen en los espacios patrimoniales de la ciudad de Puebla. Su cobertura se acota a la zona geográfica delimitada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, entendida no como un conjunto de edificios estériles en la vitrina del tiempo y el capital, sino como un territorio vivo que se reconfigura con cada pinta, sticker o consigna que irrumpe en sus muros. Este archivo no busca glorificar el “patrimonio” oficial, sino cuestionarlo, mostrar cómo es intervenido, reapropiado, resignificado por cuerpos y voces disidentes.
Sin embargo, en esta edición del dossier esporádico de Zona de Monumentos nos saltamos las bardas «patrimoniales» para enfocar la cámara en otro territorio en disputa: el llamado «Basurero de la Muerte», ubicado en la carretera Cholula-Calpan, donde la ‘Unión de Pueblos contra el Basurero y en Defensa del Agua’ está sosteniendo una resistencia que también se expresa con el arte. Las pintas, las consignas, los dibujos y los mensajes son dispositivos de denuncia, memoria y reapropiación del espacio. Allí, el arte es empoderamiento político.
La conformación de la Unión de Pueblos se remonta a 2021, cuando habitantes de Calpan, San Pedro Cholula, Juan C. Bonilla, entre otros, se organizaron en contra de la existencia y expansión de este tiradero clandestino (sin los permisos adecuados y sin aprobación de la comunidad) de residuos industriales y urbanos, que ha generado afectaciones al territorio y a las comunidades como contaminación de mantos freáticos, daños a cultivos, enfermedades en la población. A lo largo de estos años, la resistencia ha incluido asambleas, bloqueos, recorridos informativos y denuncias públicas que visibilizan cómo el basurero vulnera los derechos colectivos al agua, a la salud, a un medio ambiente sano y a la autodeterminación, a la cultura.
Pese a la criminalización y el silencio institucional y social, la organización comunitaria logró detener su operación; y aunque las resoluciones penden de la voluntad política, hoy en día, la Unión impulsa la continuidad del proceso de reapropiación y resignificación de este espacio a través de la siembra de árboles, con el objetivo a largo plazo de crear un bosque con fresnos mexicanos y magueyes pulqueros; una estrategia de vigilancia que limita con lo poético al buscar transformar la memoria en vida.
Estas acciones también abren preguntas necesarias sobre el sentido del patrimonio. Cuando organismos como la UNESCO definen que los bienes patrimoniales son aquellos con “valor universal excepcional”, ¿por qué no mirar hacia este espacio recuperado (que continúa en disputa) como un verdadero patrimonio de la humaniad? Un nuevo monumento a la vida.
En ese orden de ideas, registramos las intervenciones visuales en los muros del basurero. Estas no solo forman parte del archivo que estamos construyendo; sino que representan un testimonio material de que hay otra forma de pensar el arte y el patrimonio. El arte aquí denuncia, interpela y provoca, atiende a la emergencia, al cuerpo individual y comunitario, tiene un propósito colectivo ante la violencia del capital y del despojo. La lucha universal por la vida está representada en esta gran fachada, donde inclusive resuenan otras voces oprimidas como el genocidio en Palestina, por ejemplo.
Este basurero clausurado por los pueblos representa solo un ejemplo de las muchas luchas que se están dando en distintos rincones del país. No es un conflicto aislado, sino una ventana para repensar nuestra relación con la vida, los residuos, el consumo, el territorio. También es un espejo para preguntarnos cómo habitamos este mundo mediatizado y desechable esquematizado por quienes detentan el capital. Es una oportunidad para preguntarnos si aún somos capaces de conmovernos con las causas que, aunque parezcan distantes, no lo son; la vida, la nuestra y la de los demás, la de la naturaleza, son temas que nos atraviesan a todas y todos.
En esta parábola sobre lo patrimonial, Zona de Monumentos propone mirar más allá de la cantera y la talavera. Propone ver este espacio de lucha, el basurero clausurado/recuperado/disputado como un ejemplo de verdadero “valor excepcional de la humanidad”: el patrimonio que se escribe con dignidad y con tierra, la memoria que no se deja en una vitrina, sino que siembra.

Descarga aquí el Dossier en PDF: Zona de Monumentos El Muro del Basurero

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